La importancia de los tejidos en el espacio
- Casanova Arq
- 13 oct
- 2 Min. de lectura

En nuestro estudio entendemos la arquitectura como un camino que empieza en la idea y termina cuando el espacio se habita.
No concebimos un proyecto solo como obra construida: lo abordamos de manera integral, trabajando arquitectura, interiorismo e iluminación como partes inseparables de un mismo lenguaje.
Creemos que el verdadero valor está en acompañar al cliente de principio a fin: desde la definición de los volúmenes y la luz natural, hasta la elección del mobiliario, los acabados y los textiles que aportan calidez al espacio.
El textil como parte de la arquitectura
En este contexto, el textil no es un simple complemento decorativo, sino un material arquitectónico más.
Suaviza, delimita, absorbe, tamiza la luz y aporta la dimensión táctil que transforma una casa en un hogar.
Cortinas, alfombras, tapizados o ropa de cama no son piezas aisladas, sino elementos que dialogan con la arquitectura y el interiorismo, completando el proyecto con coherencia y sensibilidad.
La luz: filtrar, suavizar, acompañar
Las cortinas y visillos son el primer punto de encuentro entre luz y material.
Un tejido traslúcido puede convertir una luz dura en una atmósfera cálida; una caída de lino puede transformar la escala de un ventanal.
El tipo de tejido (lino, algodón, seda, tejidos técnicos) determina cómo la luz se comporta en el interior: si rebota, se atenúa o se disuelve.
El textil no solo viste una ventana, viste la luz.
El espacio: ritmo, textura y escala
Los tapizados y alfombras no son simples acabados: introducen textura, absorben sonido y aportan una percepción distinta de escala.
Una alfombra puede delimitar zonas sin necesidad de muros; un sofá tapizado con una textura natural puede equilibrar el rigor de una arquitectura mineral.
La repetición de un tejido o la dirección de una trama genera ritmo visual y coherencia en la composición.
El confort: tacto, temperatura, sonido
El textil regula la temperatura y la acústica del espacio: atenúa la reverberación, suaviza el contacto, invita al descanso.
La ropa de cama, los cojines o las mantas aportan ese nivel de confort que ninguna estructura rígida puede ofrecer.
Los diferentes usos del textil
Tapizados: aportan textura y color controlado, definen puntos focales.
Cortinas y estores: gestionan la luz y la privacidad.
Alfombras: delimitan zonas y aportan confort térmico y acústico.
Ropa de cama: introduce suavidad y continuidad cromática.
Ropa de mesa: aporta orden visual y coherencia material.
Paneles o separadores textiles: generan flexibilidad espacial.
Materiales y lenguaje
El lino, el algodón, la lana o la seda hablan diferentes lenguajes.
El lino es natural y luminoso; la lana, cálida y absorbente; la seda, refinada y reflectante.
Incluso los tejidos técnicos —ignífugos, acústicos u opacos— permiten hoy unir funcionalidad y estética.
Nos gusta decir que el textil es la frontera entre lo visible y lo táctil. Suaviza la geometría, traduce la luz y humaniza la escala.
En un proyecto coherente, no se elige al final: se diseña desde el inicio, como parte del lenguaje espacial.
“La textura también es estructura.” – Peter Zumthor
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